Clase de Sandra Russo: Las estrategias de la comunicación cuando no se puede ejercer el periodismo. Coordinada por Ariel Garbarz

Lo que está buscando la derecha

Hace unos días, el famoso “periodista” Baby Etchecopar dijo que Cristina es el cáncer de la Argentina.

Está muy a la vista que para ser el cáncer de un país no tiene nada que ver  endeudarlo hasta la locura, haber metido presos a dueños de medios periodísticos opositores, de haber utilizado testigos falsos y pagados para condenar y encarcelar a Amado Boudou, condenado por el “testimonio” de Vandembroele que nos costó a los argentinos, por lo sabido hasta ahora, un hotel boutique en la provincia de Mendoza.

Tampoco vale para ser un cáncer el haber espiado a todo la oposición, tal como hizo Macri durante los 4 años de su gobierno y mucho menos el armado de causas, como tanto el espionaje ilegal y el caso Dalessio dejaron en claro, no, basta ser peronista.

Ahora, ¿alguien se pregunta, por ejemplo, porque esa necesidad de demonizar a personas integrantes de un partido político? ¿Nadie se pregunta si no están preparando algo? Y llegado el caso, ¿Qué estarían preparando?

Estuvieron 4 años en el poder, ganado legítimamente en las urnas, 4 años en donde podrían haber mejorado la performance gubernamental de Cristina tranquilamente y lograr que la gente los votara de vuelta. Pero no, rompieron lo mucho bueno del kirchnerismo y lo que estaba mal lo empeoraron aun mas.

Mataron, además a dos pibes que se manifestaban tranquilamente en tiempos normales, tal como ellos se manifiestan ahora en tiempos de pandemia y cuarentena. Pero el cáncer es el peronismo con Cristina a la cabeza.

Por lo tanto, continúa a toda marcha la demonización del peronismo en general y del kirchnerismo en particular, que si bien es cierto que comenzó durante el primer gobierno de Perón, la cosa se puso realmente violentísima a partir del 2008, 125 mediante.

Y ni hablar durante el gobierno de Macri, con el armado de causas truchas por doquier, mediante el accionar de los agentes de los servicios disfrazados de periodistas como Jorge Lanata, Daniel Santoro, Luis Majul, Alfredo Leuco, Marcelo Bonelli y varios más, todos ayudados por el “especialista en narcotráfico” Marcelo Dalessio, (Y la AFI a pleno, claro) escrachado junto al fiscal Stornelli chantajeando a un empresario que se la jugó y los grabó y los denunció.

Es menester recordar al fallecido integrante de esta banda, el juez Bonadío, que llevó la persecución y el lawfare a un nivel nunca visto antes en la historia del mundo: Citó a Cristina a 8 indagatorias en un mismo día.

Un último detalle antes de la conclusión final, ¿todos tenemos presente la virulencia y preocupación de la derecha por Venezuela? ¿Sí?

Bueno, hay algo de Venezuela que les preocupa muchísimo y es el motivo por el cual EEUU aún no ha invadido ese país: que el chavismo tiene una masa crítica de más del 50% de la población que lo apoya casi sin fisuras y una milicia de 1 millón de integrantes.

Y eso les jode, y mucho, porque si Cristina  vuelve a tener más del 50% de apoyo en la población, no van a poder llevar a cabo algo que era el sueño dorado del general “pajarito” Suárez Mason: matar 2.000.000 de argentinos para solucionar “los problemas de Argentina”. Léase Peronismo.

Hoy, la derecha tiene en mente dos cosas, que son su sueño húmedo, una gigantesca represión en la que morirán millones de argentinos, o un conflicto armado, de poca duración y muy violento, conflicto que están seguros de ganar, porque están preparados para eso, psicológica e ideológicamente, y “extirpar el cáncer”, matar al peronismo. De manera literal, claro.

Parte de esas armas ya se vieron en el arsenal que se le descubrió a Coto, y seguro que no es el único, y gente para llevar a cabo el plan es lo que sobra, basta echar una mirada sobre como odia al peronismo  la clase media aspiracional. Y si no alcanzan, en el mundo sobran empresas que alquilan ejércitos  mercenarios.

Hay un twit de Miguel Boggiano instando a armarse a los campestres porque parece que aparecieron algunos silobolsas rotos, pero que eso no ocasiona la pérdida de los granos: se pone otro silobolsa, y listo. Además, todas las cosechas están aseguradas, dejando en claro que dichas roturas, según se ven en la foto, no tienen más de 3 o 4 metros de longitud. Nada.

La escalada en la demonización de Cristina que tuvimos que vivir durante los 4 años del macrismo, ahora, desde hace un mes mas o menos, está siendo manejada por “el especialista en el enojo de la gente” Steve Bannon, el que le hizo ganar a Bolsonaro en Brasil, y ya sabemos lo que está haciendo Bolsonaro en ese país. Y muy relacionado con Cambridge Analytica, la empresa inglesa que reconoción en el Parlamento británico que operó (léase creó fakenews y lawfare) a favor de Macri en el 2015 en Argentina.

No hay nada que se justifique más que ponerse a matar demonios. Y creo que no lo estamos viendo. Y ojalá, claro, que me equivoque, pero yo no encuentro causas para pensar que para ganar una elección les haga falta demonizar a nadie, quieren volver a la Rosada para siempre y hacer lo que siempre hicieron y que no haya nunca nadie que les haga frente.

Fueron acostumbrando a la gente con los encarcelamientos de Boudou, De Vido y Milagro Sala, y no pasó nada, no tuvieron una oposición contundente. Tienen cientos de miles de partidarios enceguecidos de odio y la mayoría de la ciudadanía adormecida, el combo perfecto para llevar a cabo una masacre.

Es exactamente la misma técnica que se usó en Rwanda, primero, la demonización, que lo esencial, la masacre, viene sola.

Pero me resulta menester aclarar que no estoy proponiendo salir a reventar a estos genocidas, si propongo militar denunciando enfáticamente la creación de odio por parte de la derecha y su porqué, que sueña con un nuevo y aumentado genocidio y que una JUSTICIA  investigue  la posible entrada de armas de guerra al país y sus  probables receptores así como también quienes son los integrantes de las FFAA y de Seguridad que pudieran estar implicados en un plan así.

Ojalá se haga esa investigación y se descubra que estoy totalmente equivocado. Dios lo quiera.