Mejor dicho, nunca se fueron del trigo. Digo,
de la imperiosa necesidad de que la sociedad acepte sin ningún condicionamiento
que en Argentina, durante el genocida y ladrón proceso militar que padecimos
desde el ’76 al `83 hubo “dos bandos igual de malos”.
Mentira, nunca fue así. Repito, nunca tuvimos
dos demonios, si tuvimos el mismo demonio de siempre, el demonio de la masacre
de la Semana Trágica, (con 700 obreros asesinados) los fusilamientos de la
Patagonia Rebelde, (con 1500 peones asesinados) el golpe del `30, el bombardeo
a Plaza de Mayo, con más de 400 muertos y 700 heridos, según algunas fuentes de
la época.
Ni “dos demonios” ni “la grieta fue creada
por el kirchnerismo”. Todos estos hechos, al que le podemos agregar los muertos
por la represión en el Cordobazo fueron anteriores a la existencia de los
Montoneros, “causa” por la cuál los chorros de uniforme que tenemos por
militares “tomaron el poder” y, pobrecitos, se tuvieron que convertir en
demonios.
Ya lo eran. Y lo eran desde el momento
mismo de la creación del Ejército Argentino como tal, momento que podemos
ubicar tranquilamente en la “conquista del desierto”, que de desierto tenía muy
poco, ya que estaba habitado por varios millones de nativos. ¿O se internaron
en la pampa húmeda armados hasta los dientes porque le tenían miedo a la
soledad?
Son criminales desde siempre, y lo son también
por educación. Han sido educados para odiar y matar al pobrerío. ¿O acaso los
asesinados por el ejército argentino durante los hechos que nombré pertenecían
a las clases altas?
Desde Julio Argentino Roca para acá, las
FFAA argentinas fungieron de guardianes del imperio de turno, primero del
inglés, y actualmente del estadounidense. Queda claro que siempre fueron
vulgares corruptos cipayos y que como tal, les cabe ser catalogados como
verdaderos demonios. Ellos, como brazo ejecutor de la clase oligárquica, clase
social verdaderamente siniestra y sideralmente corrupta y genocida desde la
cuna, cuna establecida sobre los cadáveres de centenares de miles de nativos
pampas y araucanos, sus claros mandantes.
Mandantes que siempre se beneficiaron de
las criminales y disfrutadas andanzas de esa banda de asesinos, torturadores y
ladrones de bebes y empresas. Y esto que relato son hechos, no
interpretaciones, hechos demostrados en sendos juicios orales y públicos de
donde salieron más de 400 de esas ratas saqueadores de vidas y bienes condenados
a cadena perpetua.
Juicios en donde tuvieron acceso a todas
las garantías que nuestra Constitución Nacional otorga a todos los ciudadanos,
garantías que estos verdaderos y únicos demonios jamás le reconocieron a los
obreros asesinados en la Semana Trágica, en la Patagonia Rebelde ni por
supuesto a los masacrados en el bombardeo a Plaza de Mayo de Junio del´55.
Y como si esto fuera poco, siempre, pero
siempre, ante cualquier problema económico que surja en el país, la culpa es
del pobre en general y del trabajador en particular. Cuando con solo un mínimo
análisis podemos darnos cuenta que todas las crisis que sufrimos los argentinos
tuvieron siempre los mismos beneficiarios: las clases altas, la oligarquía. O
sea, se beneficiaron sus causantes.
¿O acaso nuestros millonarios empresarios
se fueron empobreciendo a través de los últimos 100 años? Los únicos
empobrecidos hemos sido los trabajadores. Con mirar las estadísticas de distribución
de la riqueza en el mundo cualquier biempensante defensor de “dos demonios” lo
pude comprobar.
Los milicos genocidas tuvieron la suma
total de poder público varias veces, convirtiéndose así en dueños de haciendas
y vidas en Argentina, quedando de manera clara y tajante, junto a la oligarquía
como los únicos beneficiarios del sagrado hecho de contar con una Nación, un
Estado con leyes, leyes que tratan en mayor o menor medida, de beneficiar a
todos.
Ostentar la suma absoluta del poder
público, esto es, cerrar el Congreso, copar el Poder Ejecutivo con personal
militar, mejor dicho, con corruptos de uniforme y con integrantes de la clase
social hegemónica y propietaria del 80% de la riqueza nacional, tal como es el
caso de José Alfredo Martinez de Hoz, ministro de economía y mandantes de los
gorrudos, además de autor de la preclara frase “da lo mismo fabricar acero que
caramelos”. Acto seguido, abrió las importaciones, por supuesto.
Por todo estos hechos que acabo de relatar,
a los que debemos agregar los incontables negociados y robos cometidos en el
ejercicio del poder por parte de esta calaña, es que sostengo que cualquiera
que se oponga a semejantes engendros no puede ser llamado “demonio”, bajo
ninguna circunstancia o hechos cometidos, por mas criminales que estos sean.
En el caso concreto de los montoneros,
llevaron a cabo acciones armadas en contra de lo peor que pudo haber dado la
raza humana, que además, y por sobre todas las cosas, contaron con la más
absoluta y amplísima garantía de impunidad, lo cuál permite poner negro sobre
blanco: mientras unos eran perseguidos, torturados, robadas sus pertenencias,
robados sus bebes y luego desaparecidos, los otros gozaban la plena seguridad
de que no serían ni perseguidos, ni investigados, ni, por supuesto, condenados.
¿Montoneros cometió delitos? ¿Quién lo
niega? Pero lo hicieron desde el lugar de víctimas de una feroz y diabólica
clase social protegida por el partido militar, entrenado en la represión,
tortura y desaparición de personas en la famosa Escuela de las Américas.
La toma del poder por parte del partido
militar no fue por culpa de montoneros, fue para implementar un plan económico
que termino en el cierre de 22.000 empresas y en una desocupación de casi 3
millones de obreros. ¿O en que se creen que terminó la apertura indiscriminada
de la importación?
Nos discuten la cantidad de desaparecidos,
pero nada hablan del mayoritario componente de delegados obreros y militantes
por los derechos del trabajador. La gran mayoría de los desaparecidos fueron,
además de luchadores obreros, de los militantes sociales, muchachos que
trabajaban en las villas ayudando al pobrerío, actividad a la que los milicos y
los medios afines como Clarín y La Nación consideraban como “subversiva”.
¿Qué estuvo mal montoneros? Claro que sí.
Pero para una parte minoritaria de nuestra juventud la desesperación producto
de la interminable cadena de injusticias y crímenes cometidos con la más absoluta
impunidad por nuestra embebida en olor a bosta aristocracia les jugó en contra.
Pero no fueron demonios, si no idealistas que indudablemente equivocaron el
camino. No nos olvidemos de agregar a la lista de iniquidades de los
hegemónicos los 18 años que estuvo proscripto el peronismo.
En cuanto al tema puramente jurídico, tema
en el cual no soy versado ni mucho menos, los delitos cometidos por montoneros
no pueden ser sacados del contexto de delitos comunes debido a que no contaron
con la aquiescencia del Estado. Algo que si tuvieron los milicos. Los únicos
demonios en esta historia, más allá de la cantidad de desaparecidos. Que fueron
30.000, sin duda alguna.
En el link que pongo a continuación hay una
nota que habla que para el año 1978 los genocidas informan a sus pares de Chile
de que ya habían llegado a 22.000 víctimas.
http://www.eldiario.es/theguardian/Culpar-victimas-negacionismo-dictadura-argentina_0_553995261.html
“A mediados de 1978, los propios militares argentinos
comunicaban a los servicios de inteligencia de Chile que habían muerto 22.000
personas. Un año antes, según demuestran documentos desclasificados de Estados
Unidos, la dictadura argentina ya había informado al embajador en Buenos Aires
de la Santa Sede del asesinato de 15.000 personas.”
“Pero la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires supo que
no era así desde el principio: los militares argentinos eliminaron rápidamente
a los pocos cientos de guerrilleros que habían estado en combate, antes de
empezar a asesinar a miles de otros jóvenes que no tenían ninguna conexión con
actividades violentas. “Muy pocos de los que desaparecieron desde mediados de
1977 podían ser considerados terroristas o amenazas a la seguridad”, se lee en
un cable del Departamento de Estado de EEUU, desclasificado por Barack Obama
tras su visita a Argentina en marzo.”
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