Creo que somos muchos los que estamos asombrados por el nivel del odio que
el antiperonismo siente por Perón, Evita, Néstor y Cristina. En suma, por todo lo que sea mejorar la vida
del que “tiene la culpa de todos los males, el laburante”. Es innegable que si
pudieran matarnos a todos lo harían, no lo hacen porque pareciera que todavía
funciona algún freno moral. (O consideran que todavía no llegó el momento) Aunque
no sé por cuanto tiempo, visto el elogio y apoyo que recibió el policía
Chocobar por haber matado a un ladrón en fuga.
Y como los peronistas somos "todos ladrones"...
Siempre el antiperonismo a justificado con diversos motivos ese odio
visceral, todos motivos políticamente correctos. Ponele.
Pero a mí siempre me parecieron que no eran esos los verdaderos motivos de
ese gigantesco odio que les hace subir la sangre a la cabeza hasta dejarles el
blanco del ojo inyectado de sangre, algo que les da una apariencia de bestias
felinas hambrientas. Y hambrientas no de cualquier cosa: de nuestras vidas es esa hambre.
Recuerdo un posteo mío de hace unos años en donde me preguntaba porque la
odiaban tanto a Cristina. Porque nos odian muchísimo, sin medida, me atrevo a
decir. Y la verdad es que no logré responderme en esa oportunidad
satisfactoriamente. No sé si lo lograré ahora, por supuesto, pero hoy cuento
con la inestimable ayuda de Daniel Santoro, el bueno. O sea, el pintor
peronista.
Dice Santoro, el bueno, en un reportaje:
"Pero Lacan va a desarrollar el
tema del goce del otro como fantasma neurótico. Es uno de los fantasmas
neuróticos más lamentables, más graves para las sociedades: buena parte del
racismo, de las guerras, de las luchas o encontronazos sociales tiene que ver
con esa ilusión neurótica de que, mientras uno no goza, el otro sí goza."
Y con Perón y Evita "el negro
de mierda" conoció el goce. Y por eso fue feliz y se hizo peronista por
siempre. Lo que convirtió al peronismo en algo absolutamente imperdonable. Goce
y felicidad que Néstor y Cristina volvieron a hacer realidad en la Argentina
del ajuste, los sueldos bajos y el desempleo eternos.
"El problema es
el fantasma del goce. Últimamente leo mucho a Lacan, que tiene muchos aciertos.
Y uno de ellos es el Fantasma Neurótico del Goce. Es un poco la idea de que el
goce es siempre el goce del otro. Por ejemplo cuando uno ve a un negro gozando
en un lugar espectacular…en un lugar que sería para ricos, queda afectado por
el fantasma neurótico del goce."
"Este negro está
gozando de algo de lo que yo debería gozar. Yo no puedo ser feliz porque este
negro es feliz. Este negro debería dejar de ser feliz para que yo pueda empezar
a serlo, esto se ve ahora en los cacerolazos, aparece siempre. Es un fantasma
que despierta el peronismo. Que es especialista en ubicar a un negro gozando al
lado de un blanco que no lo quiere ver gozar."
Por ahí viene la mano.
Por esa razón es que es muy común escuchar al antiperonista criticar que
"defienden a los pobres pero tienen Iphone, viven en un chalet y tienen un
auto de alta gama". Todas cosas que provocan goce, felicidad. Esas
expresiones prueban que Lacan acierta a pleno cuando describe el Fantasma
Neurótico del Goce.
Un pobre no puede
tener una vida con un buen nivel de consumo. El pobre debe vivir en un rancho,
andar a pie, ver televisión siempre y cuando sea invitado a la casa de un rico
y comunicarse con una paloma. Porque si se da que llegás a tener una casa con piso de parquet, "seguro lo
va a usar para hacerse un asado".
Volvamos al Santoro
bueno:
"La
clase media ¿cómo se desangustia? Pensando que van a hacer asado con el
parquet. Cuando era chico siempre, siempre, en cualquier asado, había alguien
que contaba que había visto a alguno en Los Perales, en Jujuy, en cualquier
lugar, haciendo asado con el parquet. En la década del setenta nadie podía
decir que eso no había pasado, porque se te reían en la cara."
Doy fe que es así, hasta mi finado
padre, comunista el, me lo decía allá por los `60.
"Era algo naturalizado. Ahora
nadie se anima a decirlo porque, en realidad era una fantasía creada para
desangustiar. Una fantasía necesaria: Ese negro está en una casa que es para
ricos, que es la casa que a mí me corresponde o sea, yo estoy bancando a este
negro”.
Y está más que claro que esa es la verdadera razón por la cual crearon el
mito del "asado con el parquet de la casa". De haber sido cierto,
hubiéramos tenido un masivo envenenamiento por los humos altamente tóxicos que
despide un parquet encendido y que está impregnado de alquitrán, que era el
pegamento que se usaba en esas épocas.
El peronismo le cambió el sentido a la vida, al hecho de tener una Nación.
Perón y Evita nos dijeron que se puede, y se debe, ser feliz sin la mediación
del sacrificio. Sacrificio que siempre es para el pueblo trabajador, visible a
través de los sueldos de miseria, el desempleo, la represión y la consiguiente
exclusión. Siniestro sentido el que le dio a la vida el capitalismo.
¿Pero qué sacrificio hicieron los empresarios enriquecidos mediante
contratos con el Estado? Como es el paradigmático caso de los Macri. Pero son
los que con más virulencia te exigen el sacrificio. Dime de qué presumes y te diré
que no has hecho en tu vida, si se me permite el pequeño cambio en esta vieja
sentencia popular.
Preguntado en un reciente reportaje Daniel Santoro, el bueno, sobre cuál es
la verdad del peronismo, nos dice:
"La felicidad del humano sin la mediación del sacrificio, sin el
mérito. Eso es imperdonable para el capitalismo. Es feliz quien se sacrificó,
esa sería la lógica"
Y el peronismo la transgrede
totalmente. Se puede y se debe ser feliz por la simple razón de que sos un Ser
Humano.
"Las cosas se le otorgan, y
después se ve. Se trabaja, pero no tanto. Se pone el acento en las vacaciones,
en el aguinaldo. Se tiene que tener trabajo, la dignidad es el trabajo. Pero
después lo que se quiere es trabajar menos. Esa es la lógica peronista. La
lógica que no optimiza ganancias"
"Primero está el Humano
después el capital. Se pone en el centro al Ser Humano y el capital es
subsidiario. Eso es imperdonable, no se puede tolerar"
El peronista Abrahán Lincoln dijo
en el año 1861, en su primer mensaje al Congreso:
"El trabajo es anterior, e independiente,
del capital. El capital
es sólo el fruto del trabajo, y nunca podría haber existido si el trabajo no
hubiera existido antes. El trabajo es superior al capital, y
merece un mayor aprecio".
El capital es y debe ser siempre
el resultado de la actividad del ser humano y no el producto de un
deshumanizante sacrificio.
Sacrificio es trabajar las 8 horas
en una fábrica, reparando vías de ferrocarril a pleno sol o en cualquier otro
lugar y no enriquecerse consiguiendo obra pública o ser proveedor del Estado mediante
suculentas coimas, o ser explotado durante 14 horas diarias con un jornal de
medio kilo de arrocín, tal como era hasta que llegaron Perón y Evita.
Pero no, el ejemplo de sacrificio para
nuestros queridos biempensantes lo da nuestra patricia oligarquía terrateniente,
esa oligarquía que se formó “sacrificándose” en la masacre con ejércitos armados
con fusiles y cañones de millones de habitantes originarios indefensos provistos
con simples lanzas para quedarse con sus tierras.
Y si no me creen pregúntenle a
Marcos Peña cuanto pagaban sus amados ancestros por un par de orejas de nativos
patagónicos.
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