Aquí están, estos son los eternos fugados del debate
sobre la inflación:
Y sigue la operatoria mediática en contra del
gobierno. Y el caballito de batalla preferido: la inflación. (Hay otro también
muy usado: la “inseguridad”) Y como siempre, la culpa es de Cristina. ¿La
causa?: La emisión monetaria a la que nos ha condenado “la yegua”.
Que es descontrolada, según dicen los que consideran
que la economía es una ciencia exacta, a pesar de que está muy claro que no es
así. Y encima hay que bancarse que los acusadores no hablen nada, ni una
palabra, de los formadores de precios.
Que no existen, dicen algunos, o son simplemente
santas víctimas de las siniestras políticas de “la dictadora”.
Sin embargo, existen. Y como existen. Pero primero
lo primero: vamos al tema de la emisión monetaria. Como siembre viene afirmando
la sabiondez monetarista, “la emisión genera inflación”. Mentira.
Si todos los años agregás a la economía de un país
un nuevo PBI, ¿cómo es posible afirmar que emitir genera inflación. Es de
sentido común: ¿cómo vas a tener el doble de la riqueza que tenías el año
anterior con la misma cantidad de circulante?
En la Argentina inclusiva y progresista de la década
ganada, la emisión es del 33% del PBI, aproximadamente.
Porque hay que emitir. O en su defecto, emitir no
genera el problema de la inflación, máxime si parte de esa emisión es usada
para aumentar el crédito a la producción, lo que genera más trabajo e inclusión,
esta aumenta el consumo y este, a su vez, aumenta de manera directa el PBI.
O sea que la emisión se ve compensada con una mayor
producción de riqueza. ¿Y qué problema económico no es solucionado por una
mayor producción de riqueza?
Pero no hay caso. Siguen con su “verdad”
monetarista. Algún beneficio obtienen, sin duda, con su “verdad”. No sé cuál es
ese beneficio, pero, da la casualidad, que los que sostienen eso son los mismos que piden
ajuste, devaluación, endeudamiento, rebajas de sueldos y, entre otras cositas,
no condenan de ninguna manera la evasión ni la fuga de capitales. A menos que
el acusado sea cercano al Gobierno.
El tema es que tampoco nos explican los monetaristas
cómo es posible que la economía siga funcionado sin que se emita a pesar de que
todos los años se agrega más riqueza. Deberían aclarar también porque durante el menemismo a pesar de
emitirse el 15% del PBI, no había inflación.
Además no nos explican tampoco que siendo una
“verdad revelada” que emitir genera inflación, Estados Unidos no desaparece
debajo de un cataclismo inflacionario, ya que emite alrededor del 300% de su
PBI. Y Europa anda emitiendo en el orden del 200% de su PBI. Si fuera como
dicen los Chicago Boys, ni EEUU ni Europa existirían.
Pero claro, en Argentina tenemos inflación, lo cual
es tomado por los “biempensantes” como la prueba irrefutable de que son los
dueños de la “verdad revelada”: “La yegua” y sus políticas populistas son
culpables de la inflación.
Y los formadores de precios, que en Argentina son
apenas diez empresas que poseen el 80% del mercado, pobres víctimas de una “bipolar”.
Estas son las pobres víctimas del “dictatorial” Gobierno de Cristina:
P&G (Procter y Gambler), Unilever, Nestlé, Kraft, Johnson &Johnson, General
Mills, Coca-Cola, Kellogg’s, Mars y PepsiCo. Todos estos nenes de pecho están
detrás de más de mil marcas.
Son dueños del 80% de los
productos que cualquier argentino consume.
Y por supuesto que actúan en
exclusiva defensa de sus consumidores. Eso es algo que se puede comprobar recordando
que la fuga de capitales que tuvo este país, de 20.000 millones de dólares
anuales, es algo que cometen los laburantes argentinos, como todos sabemos, que
además, especulan con el “dólar blue”.
Estas empresas, todas
kirchneristas, por supuesto, batallan diariamente contra la inflación, por la
inclusión social y el aumento del Coeficiente de Gini, pero la tarea de “la
dictadora” transforma esa batalla en algo totalmente inútil.
Y como para que no nos quede
ninguna duda al respecto, estas santísimas empresas nos muestran, cada vez que
lo pedimos, sus estructuras de costos, para que veamos, entre otras cosas, que
los salarios son “esencialmente inflacionarios”, cosa que se agrega, como es
fácil de imaginar, a la descarada emisión monetaria de “la medicada”
Si serán buenas, que nos reconocen
el derecho a saber porque pagamos por sus productos lo que pagamos.
No hay forma que se pueda
demostrar que la emisión es inflacionaria, pero insisten igual. Claro, no es
para menos, con la excusa de controlar la inflación se llevan a cabo criminales
ajustes, que no son otra cosa que descomunales y canallescas transferencias de
recursos de las capas medias y bajas de la población hacia los grupos
concentrados de poder. De ahí el amor por “parar la inflación”. Que es obvio
que debe ser parada.
Y de ahí también la absoluta
negación de lo que se llama Inflación de Demanda, a lo que debemos agregarle la
Inflación Autoconstruida.
La primera nos explica que se produce
inflación cuando en vez de aumentar la producción mediante la inversión de las
utilidades, lo que se hace es aumentar los precios, para enfriar la demanda y
de paso, aprovechando “la culpabilidad de los salarios en la espiral
inflacionaria” mantener el porcentual de la renta nacional que detentan. Y que
es de más del 70%.
¿Por qué será que no quieren hablar
del hecho de que se quedan, las empresas que menciono más arriba, con la parte
del león de la economía?
En cuanto a la segunda causa
inflacionaria que menciono, está referida a un hecho ocultado por todos los
analistas “biempensantes”: “aumento por las dudas”, “aumento porque La Nación dijo que se hunde
el país”, “aumento porque Clarín afirma
que va a haber devaluación”.
O sea, la responsabilidad
ciudadana en la realidad económica de cualquier país. Minga que van a hablar de
la parte de culpa que tienen los que algunos llaman “la gente” o “los mercados”. Que no son otros
que los hermanos menores y compañeros de ruta de las 10 “santas víctimas” que menté
más arriba.
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