Tal como le prometí al Sr. Hugo Banegas, cumplo en poner que dicho señor es el autor de la foto que encabeza este post.
Para verificar, agrego el link del autor:
Pido disculpas por la omisión.
De eso no se salva nadie. Cualquiera lo sabe. Pero a
mí me entristeció su muerte. Y no vaya pensar el que lea esto que es porque lo
quisiera a Videla. Lamento su muerte precisamente por todo lo contrario. Y como
la muerte nos llega a todos, mi deseo más profundo era que viviera la mayor
cantidad de tiempo posible.
Y por supuesto, en las mismas condiciones en que
murió: preso. Y en cárcel común. Como corresponde.
Soy creyente, católico, pero no tengo puntos en
común con Videla y su compañía de genocidas respecto a su visión de lo que es
Dios. No puedo, por más que haga todo el esfuerzo, conectar a Jesús con la
tortura y desaparición de personas y el robo de bebes.
Y tampoco puedo vincular al Mesías con el ajuste, el
endeudamiento monstruoso, la apertura indiscriminada de la importación, que fue
acompañada por el cierre de 22.000 fábricas y la consiguiente desocupación para
millones de argentinos. Tampoco lo puedo imaginar a Jesús diciendo “que da lo
mismo fabricar acero que caramelos” tal como afirmó muy suelto de cuerpo el
también fallecido Martínez de Hoz.
La veracidad de las acusaciones que pesaban sobre el
genocida, ha sido demostrada hasta el hartazgo en la Justicia, no hay nada que
alguien fanatizado por el odio antikirchnerista o de cualquier otro origen
pueda negar al respecto. Ahora, la pregunta que me surge es, como una persona
se puede convertir en un asesino de miles de personas, de manera sistemática y
con toda la tranquilidad del mundo. Porque en los Videla y los Pinochet no hay ningún
arrepentimiento, ninguna duda de lo “justo” de su accionar.
Están, estuvieron tranquilos y orgullosos de su
accionar. ¿Qué es lo que les dio esa tranquilidad y orgullo? La respuesta,
fácil considero, es que simplemente porque son hijos de puta. Pero para mí es
imposible pasar por alto la condición de cristianos de todos estos ladrones
genocidas. O al menos, estamos hablando de gente que iba a misa, comulgaba y
rezaba. ¿Cómo es posible que hicieran lo que hicieron? ¿En qué parte de los
Santos Evangelios, Jesús justifica la tortura, tanto la de la picana como la
del ajuste y la desocupación?
Y lo pregunto porque el mismísimo Videla reconoció,
tal cual quedó registrado en el libro de Ceferino Reato, Disposición Final, la “buena relación” que el proceso corrupto y
genocida mantuvo con la Iglesia Católica Apostólica Romana. No lo estoy
inventando. Y si por si surgieran dudas, baste recordar que mientras duró la
noche nunca la Iglesia se manifestó en contra de los milicos. Eso me hace
pensar que el sustento de la tranquilidad y el no arrepentimiento provienen del
lado de la ICAR.
¿Habrán
encontrado un nuevo Evangelio en donde el Cristo dice que los problemas
políticos y económicos de un país se solucionan con el ajuste, la tortura y la
desaparición de personas? ¿Y el infierno? ¿O acaso los que hacen el mal no se
van al infierno? ¿O hacer lo que hicieron los militares, no es el mal acaso?
Sin embargo, no hubo, no hay y todo pareciera
indicar que no habrá miedo al castigo eterno en ningún represor, ya que además,
todos han callado, nadie dice nada de cuál fue el destino final de los
desparecidos ni de los bebes robados.
Han contado, en sede judicial, decenas de testigos,
que el Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina de esa época, Monseñor
Adolfo Tortolo, que además fue Vicario General Castrense, visitaba los centros
clandestinos de detención, durante las cuales, bendecía las armas y los
instrumentos de tortura.
En esas “visitas espirituales”, cuando alguien se
animaba a contarle las tortura a la que eran sometidos, este “cristiano”
monseñor les respondía: “Cállense, cállense… ustedes no saben:
Videla es oro, Videla es oro en polvo”. Por lo que se puede apreciar a través
de estos testimonios, la relación era algo más que “buena”, yo diría que eran
cómplices
Todos los represores son creyentes, van a misa y
comulgan diariamente, por lo tanto no me queda otra opción que creer que toman
el mensaje cristiano como la justificación divina, por lo tanto, indiscutible,
de que la represión más siniestra y genocida de la que se tenga memoria en Argentina fue un
mandato divino, y al haber ellos cumplido con ese mandato divino, tienen la
salvación asegurada ya que han hecho lo correcto.
Cosa rara, nunca, a pesar de la referencia que
siempre hacen a los valores cristianos, nos han explicado en cuáles versículos
de la Biblia se basaron para estar tan seguros que todo lo hecho es por
santidad y les asegura la salvación. Ni los militares, ni sus mandantes
civiles, ni la Iglesia lo han hecho. Es obvio quien les dio el sustento
espiritual para poder tirar gente viva desde aviones al mar, sustento que sin
duda fué muy efectivo, ya que nadie de los participantes de la represión, hasta
el día de hoy, se ha presentado a la Justicia a declarar, como ya todos
sabemos.
Está muy claro que cualquiera en este mundo tiene el
derecho de defenderse ante un ataque, en este caso, los militares. Que siempre
fueron la guardia armada de los intereses de las clases dominantes y los
imperios, inglés primero y estadounidense
después, y no “de la Patria” como siempre versearon.
Fueron
atacados y por supuesto hicieron uso de ese natural derecho a defenderse. Pero,
¿es defenderse atar a una persona a una cama y podrirlo en vida? Esto, que
parece un delirio, se logra aplicando la
picana y acto seguido golpear con una vara o fusta. Lo que sucede es lo
siguiente: la picana contrae los nervios y músculos y el golpear los relaja, y
esa permanente contracción-relajación consigue la putrefacción de los tejidos. Y
lo hicieron con mucha gente.
Insólita manera de entender el derecho a la defensa
propia, la piedad cristiana y el Dios es amor por parte de estos “cristianos”
La pregunta del millón: ¿Por qué razón se atrevieron a tanto? Se justifican, ya
lo sabemos, con que “los montoneros eran terroristas” y otras frases más por el
estilo. Pero, ¿y lo que hicieron con la economía? Porque al hundir la economía
del país, hundieron al 90% de la gente. ¿Éramos todos terroristas?
El daño fue total, en el más amplio sentido de la
palabra total: Torturaron, desaparecieron, robaron empresas, robaron bebes, cerraron
miles de empresas, contrajeron una monstruosa deuda externa que hasta el día de
hoy, nadie de estos “verdaderos cristianos” se ha dignado a explicarnos los “beneficios”
que el país obtuvo por contraerla.
Con respecto al robo de empresas llevado a cabo por
estos “profundos y convencidos cristianos” recomiendo muy especialmente leer
este post: http://www.pajarorojo.info/2013/05/los-iaccarino-un-caso-testigo.html
Los “beneficios” fueron tan grandes, que hasta el día
de hoy, sobre una deuda original al año
1983 de 50.000 millones de dólares, habiendo pagado más de 200.000 millones,
todavía debemos 160.000 millones.
Un gigantesco “amor cristiano” el de la gente que
llevó adelante el proceso genocida cívico-militar-eclesiástico adelante. Me parece que se animaron a tanto porque miedo,
lo que se dice miedo al infierno, no parecen tener mucho. Están muy seguros al
respecto, el orgullo que siempre demostraron por lo hecho es prueba de que están
seguros de que no van a tener castigo eterno alguno.
Amén del apoyo y garantía de impunidad que
recibieron de parte tanto del imperio y sus corporaciones como también de
medios y empresarios locales.
Videla dixit: “Dios no me soltó la mano” ¿De dónde
lo sacó? ¿De su fe? ¿Y de donde salió su fe? ¿De la Biblia? No de la que yo conozco.
Hace mucho tiempo que estoy convencido de que el
infierno no existe, si realmente fuera que sí, aunque más no sea por un mínimo
de duda, no habrían hecho las inconmensurables barbaridades que hicieron. Y si fuera que sí existe, hay
alguien sin duda, tranquilizando
conciencias diciendo que no es así.
Y son estos señores y sus partidarios los que ahora
dicen que “estamos en una diktadura”.
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