90 años tenía el tipo que en las mismísimas barbas del
imperio más grande y poderoso que haya conocido la humanidad llevó a cabo su
proyecto político, totalmente opuesto y enfrentado al de la “gran democracia
del norte”.
Y para hacer eso hace falta ser un gran líder. Mal que les
pese a varios. Con convicciones a prueba de cañonazos. Fue amado, pero por
sobre todo, fue y es, odiado a niveles que solo se ven en los anti k en nuestro
país.
Y para poder ubicarnos lo más cerca posible de lo que
realmente fue Fidel, se hace absolutamente necesario saber como son y que han
hecho los que odian a Fidel. Y podemos empezar por EEUU, el país más poderoso
del mundo, que ha matado a millones de seres humanos en sus invasiones y
guerras de “democratización” a lo largo y ancho del mundo.
País que llevó a cabo
todos los golpes de estado que se dieron en América Latina, apoyando durante
decenas de años a dictadores genocidas como Anastasio Somoza en Nicaragua,
Stroessner en Paraguay y Pinochet en Chile. Y hay muchos más ejemplos, dicho
sea de paso. Como Ríos Montt en Guatemala.
Jamás dijeron de los dictadores que pusieron las cosas que
han dicho y seguirán diciendo de Fidel. Todas las iniciativas de gobiernos nacionales
y populares llevadas a cabo en Latinoamérica fueron y son sistemáticamente
combatidas y derrocadas, antes con los fierros militares y ahora con los
fierros mediáticos.
Es cierto que Fidel impuso un sistema de partido único, pero
también es cierto que Castro es un emergente, una consecuencia de las políticas
imperialistas de EEUU, políticas basadas en el más absoluto latrocinio de los
países dominados por las corporaciones yanquis.
Y Cuba era el más claro ejemplo del robo sistemático llevado
a cabo contra todo el pueblo americano.
La miseria más abyecta se enseñoreó a lo largo y ancho de la bella Cuba.
Eso hizo posible el emerger de Fidel y el hecho de adoptar el marxismo como
sistema social y económico.
También es muy cierto que “la gran democracia del norte”
masacró con dos bombas atómicas a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki con toda
su gente adentro, 300.000 almas, cuando ya la segunda guerra mundial estaba en
su final y perdida irremediablemente por Japón. Ese genocidio no fue de casualidad.
Lo volvieron a hacer en Vietnam, de manera corregida y aumentada: 4.000.000 de
asesinados por los que se llenan la boca denostando a Fidel.
¿Hubiera sido posible el surgimiento de un Fidel en Suecia?
Terminantemente no. En Suecia nunca hubo miseria. Miseria que si los críticos
del barbudo fueran honestos deberían aceptar que nunca pudo ser combatida y eliminada
en nuestro continente. En Suecia la miseria pudo ser eliminada gracias a la
aplicación de un sistema socialista, una especie de marxismo atenuado, un
sistema que llevó a cabo una distribución de la riqueza mucho más horizontal
que la distribución a la que nos acostumbró el imperialismo yanqui.
Es cierto que Fidel eliminó totalmente la iniciativa
privada, pero también es cierto que ni bien tomó el poder se tuvo que comer un
intento de derrocamiento mediante la por todos conocida invasión de Bahía de
los Cochinos, invasión preparada, financiada y llevada a cabo por EEUU a través
de la CIA.
Estuvo siempre claro que mediante un sistema pluripartidario
Fidel no hubiera podido eliminar la miseria de Cuba ni por supuesto mantenerse
en el poder el tiempo necesario para hacerlo al menos en una parte sustancial.
Lo iban a voltear antes, ya que el mejorar a Cuba en ese aspecto le hubiera
dado al barbeta un prestigio invulnerable, prestigio que le hubiera permitido
ganar las todas elecciones que se le pusieran adelante, algo que podemos comprobar
con ver el caso de Perón.
Es cierto que la Revolución Cubana se asoció a la URSS, pero
también es cierto que el imperio sometió a un país con apenas 10 millones de
habitantes al bloqueo económico más absoluto y extendido en el tiempo que la
historia humana conozca.
Es cierto que EEUU tiene un sistema pluripartidario, pero
también es cierto que al presidente no lo elige el pueblo, sino que lo hace un
Colegio Electoral. Y esto es algo que se ha visto claramente en la reciente elección,
en donde la ganadora resultó ser Hilary Clinton, pero el presidente va a ser
Donald Trump, ya que consiguió la mayor cantidad de electores.
En suma, una “democracia” muy discutible la de EEUU, en
donde los candidatos son todos financiados por las corporaciones que mandan en
el mundo y que están imponiendo en casi todo el planeta el ajuste más genocida
de la historia.
En esencia, no son mucho más democráticos que Fidel los biempensantes que tanto odian al último
gran líder que acaba de morir. Y para mayor claridad sobre quiénes son los que
odian tanto al tipo que se cagó de risa por más de 50 años del imperio más
grande y genocida en sus propias barbas basta ver como festejaron los anticastristas: con
banderas estadounidense.
Malditos hipócritas. Hablan de democracia y libertad y
alegremente entregan su país al imperio, sean del país que sean. Acá en
Argentina también tenemos a los gusanos biempensantes. La misma lacra agusanada
que siempre criticó a Fidel al mismo
tiempo apoyó todos los golpes de estado que tuvimos que padecer desde Uriburu
hasta Videla, bombardeo a la Plaza de Mayo incluído.
Y no nos olvidemos de las masacres de la Patagonia y de la
Semana Trágica, apoyadas y festejadas por la lacra antecesora de la lacra
actual que ahora nos gobierna. Y critican a Fidel estos tipos.
Piden en todo momento la pena de muerte, la eliminación de
las garantías constitucionales y llevar a cabo ajustes económicos que llevan a
la miseria y a la desesperación a millones de seres humanos, pero, eso sí, critican
y odian a Fidel.
Si la agusanada lacra que gobierna al mundo no existiera,
tampoco hubiera surgido un Fidel Castro. Los Somoza, los Pinochet, los
Stroessner y los Videla son las que hicieron posible el surgimiento de un tipo
como Fidel.
El gobierno llevado a cabo por Castro está lleno de errores
y defectos, pero tuvo una gran virtud: enfrentó a toda la lacra junta y a pesar
de los más de 600 intentos de matarlo, el machote murió de viejo. Virtud que
amamos, ¿a qué negarlo? Y no pasará mucho tiempo que todos los que hoy festejan
su muerte se pondrán a pedirle a Dios que lo resucite. Porque van a terminar
dándose cuenta que ahora, Fidel es inmortal e invencible.
Y que ese amor gigantesco que tantos sentimos por el barbudo
no es porque instauró un sistema de partido único, sino que es porque además, y
principalmente, le garantizó a todo su pueblo, salud, educación y alimento.
Lo amamos por que nos demostró que se les puede ganar,
queridos, lacrosos e hipócritas biempensantes. Le demostró al mundo entero que
se le puede ganar a la mafia, estatizandoles todas las propiedades que tenían en
Cuba.
Es el único gobernante en la historia del mundo que enfrento
y derrotó al crimen organizado. Pavada de mérito. Y en el terreno militar me permito remarcarles que derrotó
al racismo genocida de Sudáfrica en la recordada Batalla de Cuito Cuanavale,
que permitió la caída, para siempre, del apartheid y ganar la presidencia a
Nelson Mandela.
¿Cuántos países en el mundo han eliminado totalmente el
hambre, la desnutrición y mortalidad infantil y el analfabetismo? Es algo que
ni siquiera en la gran democracia del norte es así. Y ni hablar de garantizarle
a todo el pueblo cubano el acceso a las prácticas médicas de baja, media y alta
complejidad. Igual que en yanquilandia, ¿no, queridos biempensantes?
Pero lo critican y odian a Fidel. Y son los mismos que
consideran al robo que es la evasión “un derecho”, una cuestión “privada”.
Macri dixit, che. Lo critican los que decían que “da lo mismo fabricar acero
que caramelos”
Pero acaban de tener una gran desgracia, manga de
hipócritas, durante más de 50 año tuvieron el dedo de Fidel metido en el orto, pero
desde hace unos días, han comenzado a
tener toda la mano metida, y nunca se la podrán sacar.
Murió Fidel. ¡VIVA FIDEL!
Viva Fidel !!!
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