El porque de este blog

El porque de este blog

En este blog editado por un peronista, kirchnerista, se puede encontrar una serie de post que abordan temas que creo son universales, mas allá de las particularidades propias de cada país.
Por sobre toda las cosas, a lo largo de todas mis humildes notas, apunto a mostrar la forma en que se comportó el Gobierno kirchnerista con respecto a la economía y también como se comporta la oposición, tanto mediática como política. Espero estar logrando ese cometido, de todos modos, todos los post están abiertos a comentarios que no son de ninguna manera moderados, son aceptados en su totalidad, por la simple razón de respetar a rajatabla la libertad de expresión y aclarar todas las dudas que los lectores puedan tener.
Aclaro que no soy funcionario del Gobierno Argentino, ni estoy pago por el Kirchnerismo, solo soy un trabajador empleado en el rubro hotelería, que apoya de manera clara y de frente las políticas aplicadas por Cristina Fernández de Kirchner.
Como debe ser: diciendo desde donde uno habla.
Por que la objetividad no existe, su "existencia" es pantalla de corruptos partidarios de ajustes criminales.
Porque la economía solo tiene dos maneras de ser manejada: desde las clases dominantes o desde las clases dominadas.

sábado, 4 de febrero de 2012

Un poco de historia argentina

Un compañero militante, Dani Tilca, (de solo 14 años) me envió una semblanza sobre un triste episodio de nuestra hisotria, que responde de manera clara algunos porques de nuestra situación actual como país emergente.
 
En este link, hay otro muy buen trabajo de investigación de Dani:

 El fusilamiento de Manuel Dorrego
 
Manuel Dorrego, fue uno de los últimos revolucionarios de la gesta de Mayo de 1810. Uno de los últimos que lucharon por esa patria grande, por la unidad nacional, por la defensa de las provincias unidas, luchando contra el monopolio español y la corona británica. Pero tal vez muchos no lo conocen y hasta se preguntarán quién fue.

Manuel Dorrego nació el 11 de junio de 1787 en Buenos Aires. Su padre fue un comerciante portugués (José Antonio) y su madre era de una de las integrantes de las familias fundadoras de la ciudad de Buenos Aires (María de la Ascensión Salas). Dorrego ingresó al Real Colegio de San Carlos a los 15 años y 1 mes después falleció su madre. 

Durante las invasiones inglesas en Buenos Aires, quiso participar del enfrentamiento al enemigo, tal cual lo hacían sus compañeros, pero su padre no se lo permitió. Esto se debió a que en aquella época, Portugal era un aliado de la corona británica, y José, como la mayoría de los portugueses, prefería estar bajo los ingleses, ya que le podía traer grandes ventajas más adelante. A pesar de ello, Dorrego no sentía lo mismo: él quería defender su patria, su territorio, pero aceptó la decisión de su padre. Luego participó de otros acontecimientos en donde pudo demostrar su honor y su valentía.

En 1811 se incorporó al ejército revolucionario y a comienzos de 1812, Dorrego participó en su primera batalla al norte de la provincia de Salta, en la que recibió diversas heridas y se le reconoció su valentía, ascendiéndolo al grado de capitán. Comenzó a relacionarse con Belgrano y San Martín, los cuales le empezaron a tener una gran confianza, a pesar de sus desubicadas acciones que realizaba cuando no le gustaba algo. Dorrego fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército, “secretario de guerra” de Belgrano y adquirió bastante importancia.

Empezó a notar sus diferencias con Bernardino Rivadavia, secretario de gobierno por aquellos años. Rivadavia le ordenó llevar un grupo de españoles a Rosario, algo que le disgustó a Dorrego, y tuvo un problema en el cual es encarcelado, debido a un malentendido. Fue ascendido a teniente coronel, teniendo bajo su mando al batallón de Cazadores, la tropa de elite más importante del ejército, y fue confinado a Jujuy debido a problemas internos en sus tropas pero luego es rehabilitado.

Luego distrajo al ejército realista en Salta, permitiendo así que Belgrano pudiese retroceder hasta Córdoba. Debido a burlas que le realizó a Belgrano, fue separado del Ejército del Norte hacia 1814 y se dirigió a la Banda Oriental, para combatirlo a Artigas, donde es derrotado
.
Quiso integrarse nuevamente al Ejército del Norte, comandado por San Martín, pero el 22 de octubre de 1815, un día antes de partir rumbo a Mendoza para la integración, fue encarcelado y luego exiliado. Esto ocurrió porque Manuel tuvo una discusión con Pueyrredón (Director Supremo en aquel momento), que tenía miedo del creciente poder de Manuel, generando un grave conflicto.

El buque que lo llevaba al exilio, conquistó en el camino a una pequeña embarcación con bandera española, a la cual fue transbordado Dorrego. El capitán del nuevo barco decidió navegar por Jamaica. Los ingleses (dueños de la isla), atacaron a la embarcación y sus tripulantes fueron tomados prisioneros. Un juez de la isla le sentenció la pena de muerte a Dorrego, pero esto fue anulado.

Su próximo destino fue la ciudad de Baltimore, en aquella época la segunda ciudad más importante de Estados Unidos. Con el dinero que tenía, a Dorrego nomás le alcanzó para pagarse el viaje, el alojamiento y para comprarse algo de ropa decente. Recibió ayuda de un compañero suyo desde Buenos Aires, escribió sus dos “cartas apologéticas”, estudió y empezó a tener amigos políticos en la ciudad.

En abril de 1820 regresó a Buenos Aires: ya no era aquel joven burlón y grotesco, se había convertido en todo un hombre político. El gobernador de Buenos Aires, Sarratea, le devolvió el cargo de coronel y le deja bajo su mando el batallón 2 de Cazadores. El mismo año Dorrego es elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Fue adquiriendo bastante coyuntura política pero perdió la gobernación, y en 1823 fue electo representante ante la Junta de Gobierno (al principio había aparecido en la lista sin saberlo previamente, renunció pero terminó quedándose en el cargo).

Una anécdota de esto fue que al comienzo, las listas opositoras también llevaban el nombre de Dorrego a la cabeza para intentar obtener más votos. A partir de aquel año se empezó a notar cada vez más las discrepancias entre Manuel y Rivadavia.

Más adelante se dirigió al exterior para encontrarse con el gran libertador Simón de Bolívar, hombre al que admiraba profundamente y que le tenía un gran respeto; y para encontrarse con algunos gobernadores. Luego volvió a Buenos Aires, y empezó a lucirse cada vez más en sus discursos legislativos, en especial cuando se dio el debate acerca de la Constitución de 1826, atacando la posición centralista de Rivadavia, y generando que éste renuncie a la presidencia.

Al año siguiente, Dorrego fue electo gobernador de Buenos Aires. Se empezó a formar un grupo de conspiradores contra Dorrego, encabezado por Martín Rodríguez, Lavalle, Soler, Alvear, José María Paz y varios hombres más. A pesar de esto, Dorrego tenía muy buena relación con muchos gobernadores y caudillos de las provincias. En su mandato intentó resolver la guerra con el Brasil, aumentar los fondos del Estado y unir al país. Pero por presiones extranjeras (de la corona británica) y por presiones internas, su gobierno se fue debilitando lentamente.

Es así que el 1º de diciembre de 1828, Lavalle ocupó Buenos Aires con sus tropas y derrocó a Dorrego, y éste escapó hacia el sur. Días más tarde, Dorrego decidió enfrentarlo a su enemigo con sus tropas, donde perdió y fue tomado prisionero. Su última noche, la pasó junto a su hermano. Estaba totalmente estremecido, sabía que había llegado su fin. Cómo último intento, le pidió a Lamadrid que le diga a Lavalle si puede entrevistarse con él, tan sólo un momento.

El militar le transmitió el pedido a Lavalle y éste se negó rotundamente a recibirlo. Manuel se dio cuenta que no había marcha atrás, ya no podía hacer nada. Un poco después de las 2 de la tarde se le informó que sería fusilado. Entonces, les escribió cartas a sus hijas, a su mujer y a Estanislao López. Su último pedido fue estar acompañado por el sacerdote Castañar y por Lamadrid (un enemigo político pero compadre). Allí se produjo un acto conmovedor: Dorrego se sacó su chaqueta y se la entregó a Lamadrid, pidiéndole que se la entregara a su mujer. Luego le preguntó si tenía alguna chaqueta con la cual podría morir, y su compadre le entregó la suya (poniéndose él la de Dorrego). Minutos después, con tan sólo 41 años, el “padrecito de los pobres” es fusilado, con una casaca unitaria.

Dorrego fue un hombre clave en la historia argentina, con sus errores y sus aciertos. Un héroe por su participación militar, su coraje, su honestidad. Tal vez no ha sido tomado muy en cuenta por la “historia oficial” de la oligarquía, pero a partir del revisionismo histórico, se pudieron descubrir bastantes sucesos. Y con ésta nota, quiero rendirle homenaje a aquel patriota que dio su vida para construir una unión nacional y regional, a aquel símbolo federal de nuestro país que luchó por la independencia de Latinoamérica, siempre del lado del pueblo.

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