El porque de este blog

El porque de este blog

En este blog editado por un peronista, kirchnerista, se puede encontrar una serie de post que abordan temas que creo son universales, mas allá de las particularidades propias de cada país.
Por sobre toda las cosas, a lo largo de todas mis humildes notas, apunto a mostrar la forma en que se comportó el Gobierno kirchnerista con respecto a la economía y también como se comporta la oposición, tanto mediática como política. Espero estar logrando ese cometido, de todos modos, todos los post están abiertos a comentarios que no son de ninguna manera moderados, son aceptados en su totalidad, por la simple razón de respetar a rajatabla la libertad de expresión y aclarar todas las dudas que los lectores puedan tener.
Aclaro que no soy funcionario del Gobierno Argentino, ni estoy pago por el Kirchnerismo, solo soy un trabajador empleado en el rubro hotelería, que apoya de manera clara y de frente las políticas aplicadas por Cristina Fernández de Kirchner.
Como debe ser: diciendo desde donde uno habla.
Por que la objetividad no existe, su "existencia" es pantalla de corruptos partidarios de ajustes criminales.
Porque la economía solo tiene dos maneras de ser manejada: desde las clases dominantes o desde las clases dominadas.

lunes, 7 de septiembre de 2015

A la teoría de los dos demonios.

Cuando se decide incluir a la Argentina en la División Internacional del Trabajo como productora  de trigo y carne, únicamente, no hay dos demonios, hay solo uno.

 Cuando se bombardea la  Plaza de Mayo llena de civiles, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se voltea a un Gobierno democrático no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se proscribe a un partido político junto a la mayoría del pueblo que lo acompaña, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se roba y oculta el cuerpo de una líder política durante 18 años, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se fusila en los basurales de José León Suarez a militantes que quieren que se restituya a un Gobierno democrático, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se vuelve una y otra vez a voltear Gobiernos democráticos, no hay dos demonios, hay  solo uno.

Cuando un sector del pueblo proscripto decide tomar las armas, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando a un líder enfermo y a punto de morir se lo rodea de corruptos al servicio de una potencia extranjera, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando a una mala gobernante se decide, 7 meses antes de elecciones, sacarla mediante un golpe de estado, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decreta “aniquilar al enemigo” pasando por alto lo que establecen las leyes internacionales, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide hacer desaparecer al Estado, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide aplicar políticas de ajuste, hacer cerrar 20.000 fábricas y dejar a millones de obreros sin trabajo, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide endeudar corruptamente a un país, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide reprimir ilegalmente, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se ata a un detenido y se lo tortura hasta la locura y la muerte, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando a un detenido, torturado y fallecido se lo hace desaparecer, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide robar bebes y hacer desaparecer su verdadera identidad y a sus padres, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide robar empresas, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide ir a una guerra,  no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide no darles a los soldados los elementos mínimos indispensables para el combate, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide torturar a sus propios soldados en el frente de combate en Malvinas, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide robar lo donado por un pueblo para sus combatientes en Las Malvinas, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando se decide reprimir una manifestación en reclamo de democracia, no hay dos demonios, hay solo uno.

Cuando quienes torturaron, robaron, desaparecieron personas, endeudaron para siempre a un país, hundieron a su gente en la desocupación y la miseria, encararon mal una guerra, torturaron a sus propios soldados, se fueron del Gobierno que usurparon hundidos en el oprobio y el más profundo estigma ante todo el mundo, es porque son el demonio que impidió el normal desarrollo de la Democracia en Argentina, impidiendo, entre otras muchísimas cosas, la inserción en la cultura de la Nación del Principio de la Presunción de Inocencia, principio sin el cual no es posible andar caminando tranquilamente por las calles, lo que le permite hoy a ese demonio acusar de corrupto a cualquiera que no comulgue con sus ideas.

También tuvimos compatriotas que siendo víctimas predilectas de esta predadora y genocida clase dominante de nuestro país, equivocaron el camino. Pero equivocarse no los convirtió en demonios.

Esta clase dominante nunca se equivocó, hizo lo que hizo, repetidas veces, porque esa es su elección estratégica, su creencia, el camino elegido desde siempre y para siempre, su ideología, su razón de ser en esta vida. Son el único demonio.

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